Uno en quinientos
Prólogo.
Uno en quinientos es la probabilidad promedio de tener un niño con Síndrome de Down. El azar decide finalmente a quién le será otorgado un cromosoma de más. Es sabido que nadie desea tener un hijo con “problemas”. Todos anhelan un hijo sano tanto en la parte física como en la intelectual, en lo posible bello e inteligente. Pero, bueno, a veces caen desde el cielo algunos bebés especiales y uno se asusta, vive un pequeño duelo: el hijo tan deseado no ha nacido, ha nacido otro, pero una vez que el bebé ya está ahí, que te sonríe y que te mira a través de sus ojos achinados, no te imaginas la vida sin él.
Los hijos son los motores de muchos padres. Samuel Gac, médico radiólogo, tiene tres niños. El segundo de ellos, Maximiliano (al que todos llaman por Maxi), actualmente de seis años y campeón del Play Station, nació con Síndrome de Down. Al principio Samuel sintió dolor, como es lógico, pero luego empezó a gozar a su niño y sintió deseos de vivir más y mejor. Prueba de ello es que fundó y se transformó en el presidente de la Corporación Edudown, institución con sede en la comuna de San Bernardo y que atiende a medio centenar de niños con Síndrome de Down de escasos recursos. El caso mío es similar. Las diferencias están en que Pablo (“el orgullo de papá”, como me gusta llamarlo), mi hijo de un año y medio, no es campeón del Play Station, pero patea con soltura un pequeño balón de cuero y yo, en vez de fundar una institución, invité a una serie de escritores a participar de un libro a beneficio de Edudown. Los autores respondieron con rapidez y entusiasmo. Presenté el proyecto a Alfaguara y recibí idéntica respuesta. En suma, el libro es una realidad –de hecho, ahora está en las manos del lector– y tanto los derechos de autor como las utilidades de esta colección de relatos van a las arcas de la corporación.
19 son los relatos, 19 son los autores. El resultado: textos que van a satisfacer el heterogéneo mundo de los paladares literarios. Sensibilidades distintas. Registros diferentes. Sin querer serlo –y qué bueno que así haya sido– este libro se ha transformado en una especie de corte transversal de la narrativa chilena de nuestros tiempos. Como punto común entre los relatos, más allá de las buenas intenciones de los autores al querer participar de esta antología, está el tema no menor de querer rescatar cierta belleza de las situaciones más oscuras e incluso morbosas. La muerte, la soledad, el hastío, la rabia, el miedo y el desamparo son algunos de los tópicos que se tocan. Y no se hace con condescendencia. No. Se escarba en el dolor o hasta en las mismas cloacas, hasta encontrar “algo”. Los invito a sumergirse en estos textos, a encontrar la clave; el camino es difícil, les advierto. La buena literatura exige leer con dedicación.
(
Roberto Fuentes).