Página en blanco
sábado, octubre 29, 2005
  Esa tal Teresita


yo una vez
hace varios años
peregriné al santuario de esa tal Teresita
lo hice por una mina
más no sé si me pegué esa tremenda caminata por caliente o enamorado
de seguro por ambos
algún día -será luego, lo juro-
escribiré una novela sobre eso
un adelanto:
el diablo ganó por paliza

 
domingo, octubre 23, 2005
  Mi hijo Pablito: Rockstar
 
martes, octubre 18, 2005
  Uno en quinientos

Prólogo.
Uno en quinientos es la probabilidad promedio de tener un niño con Síndrome de Down. El azar decide finalmente a quién le será otorgado un cromosoma de más. Es sabido que nadie desea tener un hijo con “problemas”. Todos anhelan un hijo sano tanto en la parte física como en la intelectual, en lo posible bello e inteligente. Pero, bueno, a veces caen desde el cielo algunos bebés especiales y uno se asusta, vive un pequeño duelo: el hijo tan deseado no ha nacido, ha nacido otro, pero una vez que el bebé ya está ahí, que te sonríe y que te mira a través de sus ojos achinados, no te imaginas la vida sin él.
Los hijos son los motores de muchos padres. Samuel Gac, médico radiólogo, tiene tres niños. El segundo de ellos, Maximiliano (al que todos llaman por Maxi), actualmente de seis años y campeón del Play Station, nació con Síndrome de Down. Al principio Samuel sintió dolor, como es lógico, pero luego empezó a gozar a su niño y sintió deseos de vivir más y mejor. Prueba de ello es que fundó y se transformó en el presidente de la Corporación Edudown, institución con sede en la comuna de San Bernardo y que atiende a medio centenar de niños con Síndrome de Down de escasos recursos. El caso mío es similar. Las diferencias están en que Pablo (“el orgullo de papá”, como me gusta llamarlo), mi hijo de un año y medio, no es campeón del Play Station, pero patea con soltura un pequeño balón de cuero y yo, en vez de fundar una institución, invité a una serie de escritores a participar de un libro a beneficio de Edudown. Los autores respondieron con rapidez y entusiasmo. Presenté el proyecto a Alfaguara y recibí idéntica respuesta. En suma, el libro es una realidad –de hecho, ahora está en las manos del lector– y tanto los derechos de autor como las utilidades de esta colección de relatos van a las arcas de la corporación.

19 son los relatos, 19 son los autores. El resultado: textos que van a satisfacer el heterogéneo mundo de los paladares literarios. Sensibilidades distintas. Registros diferentes. Sin querer serlo –y qué bueno que así haya sido– este libro se ha transformado en una especie de corte transversal de la narrativa chilena de nuestros tiempos. Como punto común entre los relatos, más allá de las buenas intenciones de los autores al querer participar de esta antología, está el tema no menor de querer rescatar cierta belleza de las situaciones más oscuras e incluso morbosas. La muerte, la soledad, el hastío, la rabia, el miedo y el desamparo son algunos de los tópicos que se tocan. Y no se hace con condescendencia. No. Se escarba en el dolor o hasta en las mismas cloacas, hasta encontrar “algo”. Los invito a sumergirse en estos textos, a encontrar la clave; el camino es difícil, les advierto. La buena literatura exige leer con dedicación.
(Roberto Fuentes).
 
jueves, octubre 13, 2005
  Me arriendo

Vi Se arrienda, la película de Fuguet. Se las recomiendo. Me encantan las historias tristes, los personajes frágiles, las atomósferas melancólicas, los adultos-niños. Salí del cine con la idea de que uno, por lo menos, tiene que arrendarse al sistema. La mayoría se vende, y los obstinados que se resisten a cualquier consesión, terminan mal, muy mal. Es diábolico lo que pasa. Arrendarse es vivir dentro del sistema, aceptar de cierta forma las reglas, pero no engrupirse. El engrupido se jacta de todo, hasta de que es capaz de aplastar a un cristiano por conseguir su objetivo final: plata, fama y tonteras varias. Vayan a ver la película, y si no les gusta, devuelvo la plata. Para ello me tienen que pedir una cita. Tengo horas disponibles para el próximo año.
 
jueves, octubre 06, 2005
  ¿Estoy viendo la luz?

He descubierto algunas cosas durante mi pequeña carrera de escritor: 1. Los relatos de niños y jóvenes son mi fuerte. 2. Escribo mejor en primera persona que en tercera; me sale más natural. 3. Me encanta la ternura y el sexo dentro de mis personajes púberes. 4. Definitivamente me carga la omnisciencia que necesariamente implica la tercera persona; prefiero que el narrador no lo sepa todo. 5. Encuentro más macanudos los personajes femeninos; los hombres somos demasiados simples. 6. Mi carrera de escritor no existe; sólo escribo y me publican. 6. Mi próxima novela será de jóvenes y estará escrita en primera persona. Y 7. Sigo siendo un niño.
 
Bitácora de vuelo de un aspirante a escritor (y ser humano)

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Nombre: roberto fuentes

Nada. Sólo soy un escritor.

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