A los seis años juro que me creía Ultraman. Y los árboles del pasaje de tierra eran los monstruos y yo los pateaba con fuerza. A los seis años sólo pensaba en cómo rellenar de diversión cada segundo de mi vida. Jugar a la pelota me ayudaba mucho en eso, me lo pasaba horas enteras junto a mis amigos corriendo detrás de la de cuero. A los seis años pensaba que las niñas eran fomes: corrían despacio y eran muy delicadas. A los seis años estaba convencido de que Pinochet era una especie de rey y que ser comunista era peor que ser delincuente. A los seis años mi vecino cultivaba marihuana por montones y eso me provocaba inquietud. "Los marihuaneros" me daban algo de miedo; en cambio los borrachos me parecían graciosos. A los seis años era flaco como un silbido y muy enfermizo. A los seis años aprendí a leer. Eso, de cierta forma, me salvó. |
graciosos |
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